- No podemos eliminar nuestros recuerdos de un plumazo; borrarlos, igual a como haríamos con la información almacenada en un pendrive.
- Cuquiellu, Dharma y Naranco. Tres bares del casco antiguo, del Oviedo de hace unos cuantos años. El Cuquiellu, famoso por sus carajillos de coñac.
- El Cuquiellu, lugar acogedor donde jugar una partida al parchís con los compañeros de clase, mientras se saboreaba uno de aquellos “benditos” carajillos.
Me gusta mucho rememorar determinados tiempos pasados. ¡Qué le vamos a hacer!. A otros les da por otra cosa. Por supuesto, me encantan los buenos momentos de hace años. Los malos, mejor arrinconarlos, mantenerlos en el olvido, siempre que se pueda hacer, claro. Aunque, por mucho que nos empeñemos, nuestros recuerdos estarán ahí, presentes en nuestra memoria, tanto unos como otros, hasta el fin de nuestros días. No podemos darles carpetazo y prescindir de ellos; borrarlos, exactamente igual a como haríamos con la información almacenada en un pendrive. Eso es imposible.
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Carajillo con nata |
Hoy, a través de este espacio, deseo compartir con vosotros algo que me vienen a la memoria y que aconteció durante mi época de estudiante de informática, en Oviedo. Para que os ubiquéis en el tiempo, estos hechos ocurrieron, aproximadamente, en los años 87 y 88 del pasado siglo.
Los que habéis conocido esta ciudad antes, el Oviedo de antes, de hace unos años, pronto os daréis cuenta de lo que estoy hablando e identificaréis los lugares que voy a comentar. Esto ya no es lo que era. Ha habido demasiados cambios. En algunos aspectos, no precisamente para mejor. Los locales que aquí voy a mencionar, al igual que otros muchos, ya no existen.
Pues bien, en aquella época, después de clase, sobre todo los jueves y los viernes, algunos compañeros y compañeras, entre los que me encontraba, acudíamos al casco antiguo. Allí había tres bares que a mí me encantaban. Eran el Cuquiellu, el Dharma y el Naranco. Estaban casi seguidos, uno a continuación del otro, situados a la altura del número 10 de la calle San José, frente a lo que hoy es la Casa Sacerdotal.
A mi, personalmente, el que más me gustaba era el primero de ellos, el Cuquiellu. Que, ¿por qué?. …Pues, porque era muy acogedor. Un lugar bastante pequeño, con una barra que se encontraba muy baja con respecto al suelo, en la cual tenías unos pequeños taburetes para sentarte y, a la derecha, subiendo dos escalones, existía un espacio no muy grande, en el que se distribuían barias mesas de madera muy bajas con otros taburetes, también de madera.
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Interior de un Café-Bar |
En honor a la verdad y, con objeto de que nadie se llame a engaño, he de deciros que yo no bebo. Nunca bebo. No me gusta beber alcohol. Pero, por aquel entonces, los dichosos carajillos, sabían a gloria. Desde luego, no podía tomar dos o más. Nunca me atreví a hacerlo. Con uno sólo, a pesar de tener poco coñac y, debido a mi falta de costumbre con la bebida, sentía un gran hormigueo en las mejillas y en los brazos y piernas. No cabe duda de que eran los efectos de aquello a lo que no estaba habituado. Para mí, esos síntomas eran el perfecto indicador de que no debía repetir. Con uno solo , bastaba.
…Y
tú, ¿qué opinas?. ¿Estás de acuerdo?.
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SIN MUSICA LA VIDA SERIA UN ERROR. - Friedrich Nietzsche -
Así Pienso. Así te lo he contado. … En Breve,
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Las modas cambian. Cambian los lugares, los espacios, las costumbres... Mi abuela tenía una taberna y recuerdo que siendo niño era mucho el consumo de vino y de anís y coñac; luego vino la cerveza desplazando al vino y las bebidas largas (combinados) desbancando a las espiritosas. En los bares exquisitos era la coctelería la que primaba y casi llegó a perderse para ir de nuevo retomando el vuelo. Modas de lo comercial.
ResponderEliminarUn saludo.
Así es Francisco. Cada época, tiene su moda. Un saludo.
EliminarMuy interesante y muy bonito todo lo que he leido..! Te sigo para ver tus actualizaciones. Te invito a que me sigas en mi blog :) Un calido saludo
ResponderEliminarGracias Idolidia. Por supuesto, leeré con mucho interés tu blog. Un saludo.
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