martes, 19 de junio de 2012

54. LA IMPORTANCIA DE SER PRUDENTE AL JUZGAR


Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás, es debido a que temblamos por nosotros mismos. Oscar Wilde, dramaturgo y novelista irlandes -
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Los seres humanos, por lo general, somos muy dados a juzgar, a enjuiciar los comportamientos o los hechos de las otras personas y, todo ello, sin pararnos a pensar el motivo por el cual proceden o llevan a cabo una determinada acción de esa manera y no de otra. Nos forjamos inmediatamente una idea de una forma simplista y gratuita, manifestando, en ocasiones, nuestra opinión y nuestro parecer a los demás, creyéndonos que la manera en cómo lo vemos nosotros, es la correcta y, cualquier otra es  censurable. Claro está que, en ocasiones, podemos verter alguna que otra crítica constructiva pero, en la mayor parte de ellas, en demasiadas diría yo, lo hacemos con muy mala intención, “a mala leche”, no importándonos con ello el daño, el perjuicio que podamos ocasionar.

No obstante, si lo que acabo de comentar en el párrafo anterior es de por sí malo, injusto, bajo mi punto de vista, es aún mucho peor juzgar a un colectivo, es decir, a un grupo de personas más o menos numeroso, cuyos miembros, guardan alguna relación entre sí. Por ejemplo, los hombres, los médicos, los taxistas, las divorciadas, las mujeres, los hijos, los casados, los jóvenes, los mayores,  los que forman parte de una determinada creencia religiosa, los que son afines a un determinado partido político, …

Cada uno de estos y  muchos otros grupos puede contener un número indeterminado de sujetos que, seguramente será bastante amplio, pudiendo encajar todos nosotros, de manera individual, en varios de ellos. Partiendo de la idea de que cada persona, cada ser humano, es único en el mundo, irrepetible, diferente a todos los demás, no sólo físicamente, sino también como individuo, con su propia manera de ser, sus gustos y preferencias, su forma de pensar y abordar determinados asuntos, etc., no estaríamos siendo justos si al ver o relacionarnos con una persona, simplemente, la estuviésemos juzgando en razón a su pertenencia a tal o cual agrupación. La estaríamos encasillando, solo por “pertenecer a …”, es decir, ser casado, ser joven, ser taxista, médico, etc. Recordemos que él o ella es una persona exclusiva, “distinta a …”,  con su propia personalidad e ideas, quizás en muchos sentidos, contrapuestas con la opinión de otros miembros de su mismo grupo o de la opinión mayoritaria del mismo. 


Veréis, voy a poneros un ejemplo muy claro: hace varios años conocí a una chica a través de una amiga. Nada más presentármela y trascurridos pocos minutos charlando, comencé a darme cuenta de que lo había pasado bastante mal, debido, probablemente, a alguna mala experiencia con algún hombre. De su boca,  incluso cuando su intención era hacerse la graciosa, salían palabras llenas de resentimiento y de rencor. Se la veía dolida y llena de aversión hacía ellos; no hacía EL, sino hacía ELLOS, hacía todos, en general. Incluso, me pareció tan obsesionada y llena de rabia que yo creo que  no se daba cuenta de que estaba hablando con uno de esos,  …de esos a los que tanto aborrecía.

Un tiempo después, mi amiga me ratificó lo que yo ya suponía, que estaba divorciada y que su ruptura había sido muy traumática. Según lo veo yo, su equivocación fue formarse una idea errónea sobre el género masculino durante muchos años, basada en “su chico” y creyéndose, por lo tanto, que todos eran lo mismo, que no merecían la pena. Sí, es cierto que tuvo una mala experiencia, lo pasó mal, seguramente fue una etapa de su vida  llena de dolor, de lágrimas y malos momentos. Pero, …fue con un chico; no con todos. Resultado: pues que, indudablemente, a lo largo de todo el tiempo que trascurrió desde aquello, pasaron por delante de sus narices varias ocasiones en las que existió la posibilidad de conocer a otro hombre bueno, romántico y con corazón, como a ella, estoy seguro, le gustarían. …Pero, su ocasión paso de largo una vez, …y otra, …. y otra. ¿Por qué?. Pues por esa manera suya de meter en el mismo cajón a todos los hombres: en general, son como fulanito que me hizo todo aquello.


Termino ya con otro ejemplo que me incumbe a mí personalmente, como taxista. Veréis, en el taxi suben personas muy diversas: las hay amables, educadas, que te tratan con cortesía y corrección pero también, ( son las menos ), mal educadas, que te ven como un ser inferior e, incluso, algunas pueden ser hasta déspotas que piensan que los demás solo debemos tener atenciones con ellos, que estamos para servirles. … Pues bien, en algunas ocasiones he tenido clientes que, desde el mismo momento de subirse al coche,  se las veía a la defensiva, como recelosas, contestándome o diciéndome las cosas de una forma muy seca y brusca. 

Lo más seguro, es que hubiesen tenido en algún momento una mala experiencia o discusión con otro taxista. Pero, se da la circunstancia de que yo no soy ese, sino otro diferente y que siempre he procurado y procuro tratar a todos con absoluta corrección y honestidad. Lo que pasa es que, debido a esa supuesta anécdota desagradable, nos ven a todos por igual y, sin excepción, “somos culpables”. ¿De qué?. …Pues no lo sé. Pero de algo seremos; para él lo somos. …Quizás de estar trabajando. Están juzgando al gremio de trabajadores del taxi; nos “meten a todos en el mismo saco”.

Un frase para la reflexión: Escucha sin juzgar, habla sin ofender y observa sin despreciar. Tres valores que te hará ser más justo con los demás.
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SIN MUSICA LA VIDA SERIA UN ERROR. - Friedrich Nietzsche -
  • Tema Musical  : Up Where We Belong
  •  Intérprete        : JOE COCKER ( con Jennifer Warnes )
  • Año                 : 2.008
  • Género            : Pop
  • Título Album    : Greatest Hits
  • Notas              : Tema Romántico entre los Románticos


Así Pienso. Así te lo he contado. … En Breve, 
Nueva Publicación. Te espero ...
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1 comentario:

  1. Yo siempre he dicho que a las personas hay que juzgarlas individualmente y que los prejuicios contra un grupo de personas del mismo gremio, país, religión, etc es errónea. Hay bueno y malo en todas partes, cosa que he podido comprobar en mis extensivos viajes por todo lo largo y ancho de este mundo.

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Paco Fernández