« De todos es sabido que el amor languidece cuando una de las dos partes pierde interés. Y, sobre todo, cuando la otra parte se da cuenta y se cansa ». — Paco Fernández
“ Tengo
amigos con parálisis cerebral, parapléjicos, amputados de brazos y piernas, con
enfermedades degenerativas duras y fatídicas, a los que veo luchar cada día por
ganar un gramo más de calidad de vida y que son incapaces de rendirse,
infatigables al desaliento. Amigos con los que me iría al fin del mundo, porque
son los más fuertes, los más duros, los más nobles, los más adictos a disfrutar
de la vida “–Teresa Perales, Campeona Paralímpica y abanderada del
equipo nacional de España en Londres 2.012 -
A menudo
oímos a deportistas de élite, en entrevistas y programas de televisión afirmar
que, desde muy pequeños, han trabajado mucho, con entrenamientos muy duros
durante largas horas, que han sacrificado momentos de ocio y diversión, que no
han tenido una adolescencia “normal”, como el resto de los chicos de su edad y
que, gracias a todo ello, han logrado destacar en sus respectivas disciplinas y
llegar a donde están.
El éxito,
los triunfos, les han llegado tras muchos años de sacrificio y duros entrenamientos.
…Nada es gratis, nada que se quiera con verdaderas ansias, que merezca
realmente la pena, se consigue sin grandes privaciones, sin un rígido y
disciplinado trabajo, haciéndoles frente a los muchos momentos que, sin duda
también los hay, de desaliento y de ganas de tirar la toalla. Indudablemente,
la clave está en ser tenaz, persistente y reponerse cuanto antes de los
momentos bajos, para continuar mirando hacia adelante de forma insistente,
tozudamente. Solo así se puede llegar a conseguir lo que se desea.
No
obstante, si ello es duro para cualquier deportista, más lo es aún para
aquellos que tienen algún tipo de discapacidad. Su preparación, su
entrenamiento, su tiempo de dedicación ha de ser muy superior y mucho más sufrido.
Gran parte de ellos, seguro que tenían dos opciones a elegir: por una parte, quedarse
sin hacer nada, amoldados, con su minusvalía y dejándose en manos de otras
personas o instituciones que les harían todo el trabajo y les ayudarían, siendo
dependientes para siempre. Por la otra, luchar ferozmente, sacrificadamente,
día a día, para tratar de hacer que su calidad de vida fuese un poco mejor,
además de entrenar duramente para superarse a ellos mismos y lograr batir, vencer
a sus rivales en la competición de sus respectivas disciplinas deportivas.
La primera opción sería la que posiblemente muchos de nosotros eligiéramos, la
más cómoda. Pero, ellos no, ellos han optado por la segunda. Por luchar por la
vida, realizando un arduo trabajo, sacando fuerzas de donde sea necesario, tratando de vencer cualquier obstáculo
e impedimento, mejorando como resultado de ello, tanto en su vida cotidiana
como en la deportiva.
Recién
comenzados los Juegos Paralímpicos de Londres, quisiera, destacar la
importancia que tiene cada uno de nuestros representantes, algunos de los
cuales con más opciones de medalla que otros, pero todos por igual meritorios
de ser tenidos en consideración, simplemente por el echo de haber sido seleccionados
para representar a España. Como ejemplo, cabe mencionar a la representante de
nuestro país, en la disciplina de natación, Teresa Perales, en silla
de ruedas desde los 19 años debido a una enfermedad. Actualmente, con 32, posee
16 medallas paralímpicas, cinco de oro, dos de plata y ocho de bronce, además
de gran un número de ellas en los campeonatos europeos y mundiales. Son los
cuartos juegos en los que participa, desde los primeros, en Sidney 2000 hasta
Pekín 2008, pasando por Atenas 2004. Las opciones de Teresa es Londres son las
de conseguir 8 metales. Esperemos que logre el mayor número de ellos posibles.
Como lector de este blog, te animo, …te animo a que seas participativo, a que, no sólo te limites a leer, sino también a hacer algunos comentarios sobre esta o cualquier otra entrada. De este modo, me das ideas sobre futuros posts y seguro que aprendo de tus observaciones. De todos modos, Muchas Gracias por estar ahí. Para mí es un gran estímulo saber que te interesas por lo que escribo.
“ En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin
los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño pero el hombre que
no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le haría mucha falta “ - Pablo Neruda, escritor chileno - _______________________________________________________________________ Dice el psiquiatra y
escritor Enrique Rojas: “ Casi todo lo humano está en la infancia.
Cuando esta etapa ha sido feliz, sana, llena de afecto y bien enfocada, uno
sale fuerte para todo “. Por lo tanto, es muy posible
que este sea, sin menospreciar la adolescencia, el periodo más importante de
todo nuestro ciclo vital. Durante la niñez, yo creo que pasamos por una serie
de vivencias, experiencias y aprendizajes que serán claves para nuestro
desarrollo como personas, como seres humanos. En definitiva, para nuestro
futuro
Vaquero cruzando el pueblo a pie
Se trata de una etapa libre
de preocupaciones, durante la cual, si nuestros padres y educadores nos lo
permitieran, seguramente todo nuestro tiempo lo invertiríamos en el juego que, por otra parte, es tan esencial
y necesario durante la niñez. Tiene muchas y muy variadas cualidades que son altamente
beneficiosas para el correcto desarrollo de nuestra personalidad: mediante él,
aprendemos, nos hacemos más sociables, sobre todo si lo llevamos a cabo en
grupo, tenemos nuestros primeros contactos con las reglas, las normas, tan
importantes para vivir en sociedad, especialmente, a edades más avanzadas,…Una
de las características, posiblemente, la más significativa de nuestros juegos, suele
ser la fantasía. Nos podemos imaginar grandes aventuras, luchas con tribus
lejanas, rescates en un planeta desconocido, hacer nuevos amigos que, en
realidad, no existen, …. La imaginación no tiene límites. Con ella conseguimos realizar
lo que en la vida real no podemos.
Luego, yo os pregunto:
Prisioneros de un grupo de hombres armados
- ¿Vosotros fantaseabais
mucho de pequeños?. ¿Erais capaces de pensar que emprendíais una feroz
persecución de los malos a los que conseguíais reducir y llevar a la cárcel?.
¿Jugabais a ser profesores, ingenieros, padres, enfermeras, secretarias o
dueños de una gran empresa?.
Yo creo que todos, sin
excepción, estaréis pensando que SI, que la fantasía formaba parte de vuestros
juegos, de vuestros momentos de ocio y esparcimiento. En la vida de un niño, es algo que no puedo ni
debe faltar; es de lo más normal; no hay nada de malo en ello. Todo lo
contrario. Por lo tanto, ¿…Ser imaginativo?. Desde luego, yo pienso que SI, pero
no solo durante nuestra edad infantil, sino también, como decía Pablo Neruda, durante
la adulta. Quizás, digo yo, nos forme, nos desarrolle la mente, el pensamiento,
el sentido de la percepción y nos ayude
en la toma de decisiones, una vez valoradas y analizadas las diferentes
alternativas.
...¿Y la pelotita de lunares? Con lo que yo la quería ....
¡Ojo!, no quiero ser mal
interpretado. Lo que yo NO HE QUERIDO DECIR es que se debe ser como “ Antoñita
La Fantástica “, de vivir permanentemente en un mundo totalmente irreal y que
no existe, ni lo conoceremos jamás. …Que solo está en nuestra imaginación. A la
hora de tener que hacer deberes, de estar en clase, de asearse, de vestirse,
…En definitiva, de llevar a cabo una actividad que nada tiene que ver con los
juegos, entonces, la fantasía, la imaginación, debe quedar al margen. A cada
momento, un niño ( y, por supuesto, un adulto ), ha de estar centrado en lo que
en ese mismo instante está haciendo, sin pensar en otra cosa. Supongo que ello,
le ayude a mejorar su capacidad de prestar atención, de concentrarse.
Pues bien, llegados a este
punto, os voy a contar un pequeño recuerdo de mi infancia. En primer lugar,
deciros que desconozco si yo era muy fantasioso o no, o estaba dentro de la
media de los niños de mi edad. Pero os aseguro que, imaginación, lo que se dice
imaginación, tenía, …y mucha.
En la narración que os voy a hacer, lo parece
pero, “ No creáis, no Hace Tanto Tiempo,
¡…eh! “. A pesar de ello, por aquella época, ( muchos os acordaréis ), no
había como en la actualidad, una multitud de canales de televisión, a todo
color y que pudiésemos visualizar en
pantallas planas, de plasma y panorámicas de 32 ó más pulgadas. Nos
conformábamos con lo que existía por entonces puesto que no conocíamos otra
cosa: la única cadena de tve en blanco y negro, lo que hoy es la “ 1 “.
Todos los niños de entonces,
al finalizar el capítulo semanal que tocaba,
deseábamos convertirnos en uno de aquellos atractivos vaqueros que, después
de dejar tras de sí un reguero de sangre, a él nunca le llegaba su hora. Habiendo
tenido una travesía de unos cuantos días
por el desierto, lleno de polvo hasta la médula, lo primero que hacía nada más llegar
al pueblo, consistía en visitar el Saloon en busca de una buena botella de whisky para mojar su boca. En ese momento y
sin, ni siquiera darse un baño, caía en sus brazos la chica más bonita del
lugar, locamente enamorada de él. Por si eso fuera poco, nuestro pistolero dejaba
a todo el mundo con la boca abierta. Era la admiración de todos. Desenfundaba
su revólver con una rapidez asombrosa, no existiendo nadie en cientos de millas
a la redonda capaz de medirse con él en un duelo. Los malos, los forajidos, le
temían como al mismísimo demonio.
Conociendo, por lo tanto,
estas credenciales, nosotros, los niños, deseosos de perder la inocencia y alcanzar
rápidamente la vida adulta, en la cual abundaban las mujeres y el alcohol, no
era de extrañar que lo admiráramos. ¡Qué pasada!. ¡…Cómo molaba, el muy capullo!.
Queríamos a toda costa ser como él. Tenía todo lo que ambicionábamos de una
manera casi enfermiza.
Por entonces, en casa, la
habitación la compartía con mi hermano Juan. ¡Menudas nochecitas le he dado!.
…¡Pobre hermano. Se tiene ganado el paraíso!.
Disparando su revólver
Cuando nos acostábamos, yo
me metía debajo de la ropa, tapando incluso la cabeza y, ya estaba…; ahí empezaba
todo… Justo en ese momento, se iniciaba una de mis grandes aventuras: algunas
veces podía tener lugar un duelo en el medio del pueblo. Otras, una batalla
entre unos, los buenos, estando yo en ese grupo claro, y los malos. Debido a alguna desavenencia, ya
sabéis, una disparidad de criterios, entre todos decidíamos solucionar la
disputa pegando tiros para comprobar cuales quedábamos después en pie.
Curiosamente, siempre ganábamos los buenos, entregando a los pocos malos, cuya
sangre seguía circulando por sus venas, al sheriff, quién los metía en la
cárcel o los enviaba a la horca, según su criterio.
¿…Y cuando el pueblo era
atacado por los indios?. Ahí sí que se organizaba un verdadero follón. Llegaban,
lanzaban sus flechas por todos lados, dando el típico grito de guerra,
quemándolo todo y entrando en las casas para secuestrar y violar a las mujeres.
Los niños también se los llevaban. Además, entre ellos, siempre había algún
gracioso que tenía la manía de coleccionar cabelleras. Por lo tanto, lo
verdaderamente importante y vital, …sobre todo eso, vital, además de disparar
para matar el mayor número posible, consistía en sujetar con una mano el
sombrero de vaquero. …Si este se separaba de tu cabeza, estabas perdido. Tenías
muchas y grandes posibilidades de que tu querida cabellera terminase colgada de
un palo en una tienda de un campamento indio como si de un trofeo se tratase.
…Y, eso no era nada bueno.
Grupo de indios trasladándose de reserva
El caso es que,… Está bien…,
os lo voy a contar. Tengo ganas de hacerlo. Así desahogo un poco. Es un
detalle, quizás, sin importancia, pero el bueno de Juan, oía los disparos. No
solo eso. Yo, en aquel momento no era muy consciente de ello; simplemente, me
limitaba a mirar de seguir con vida. No obstante, además de protegerme y
disparar a diestro y siniestro, hacía el
sonido de todo: los disparos, los diálogos entre vaqueros ( cambiando las
entonaciones de las distintas voces ), las explosiones de pólvora, el griterío
indio, … Incluso, los silbidos de las balas, al rebotar, tras impactar estas contra
algún obstáculo como los postes de telégrafos o las vías del ferrocarril. ¡Dios
mío!. Nunca se me olvidará aquel sonido, mientras las balas sobrevolaban
nuestras cabezas en medio de la oscuridad. El peligro estaba ahí, presente. Se
podía escuchar todo con una gran claridad. Había que darle un gran realismo y,
por lo tanto, no tenía sentido hacerlo en voz bajita. Sería de cursis.
Yo lo vivía; para mí era real.
Supongo que, en más de una ocasión, me habré quedado dormido en medio de todo
aquel lio. Calculo que en aquella época tendría entre 9 y 11 años. Otra cosa: como
precaución, dormía con un rifle bajo la cama. Sí, Sí, …os aseguro que es
cierto. Buscaba por los alrededores de mi casa un palo, un trozo de madera. Si
tenía una pequeña curvatura hacía un lado, que me hacía imaginar que el extremo
más corto podría pasar por ser la culata y el otro por el cañón, ya tenía mi
rifle. Era perfecto. ¡Qué pasada!.
Por eso, no es de extrañar
que mi hermano, un santo él, con tanta contienda y desavenencia entre
pistoleros armados hasta los dientes, mientras intentaba dormirse, sabiendo
además que, a pocos centímetros de mí, tenía un rifle, estaba, y con motivo, muy
acongojado. Se encontraba muy preocupado. Aquello, se había convertido en
algo extremo e inquietante.
Desesperante, diría yo. Ciertamente, Juan estaba en medio. Era carne de cañón.
Placa de Sheriff
La situación llegó a ser tan
insostenible que, harto ya de tanto duelo y de tanta batallita al anochecer, temeroso
por su integridad física, le dijo a nuestra madre:
- Un día de estos vamos a tener un disgusto en casa. ¿Tú sabes que duerme con un
rifle debajo de la cama?. Cualquier noche, soñando que se encuentra disparando o
batiéndose en duelo con algún forajido en mitad del desierto, se va a levantar
y me descalabra a golpes mientras duermo…
¡Qué exagerado mi hermano!. …Pensar
eso de mí. De otro, bueno, …pero de mi... Nunca llegó a pasar tal cosa. …Pero, muy
bien podría haber llagado a ocurrir.
Es maravilloso ser
ocurrente, imaginativo. Fantasear, tanto de niño como de adulto. …Pero con los
pies en el suelo. En cada momento, debemos estar a lo que estamos. Ni más, ni
menos. Así de fácil.
Como lector de este blog, te animo, …te animo a que seas participativo,
a que, no sólo te limites a leer, sino también a hacer algunos comentarios
sobre esta o cualquier otra entrada. De este modo, me das ideas sobre futuros
posts y seguro que aprendo de tus observaciones. De todos modos, Muchas Gracias por estar ahí. Para mí es
un gran estímulo saber que te interesas por lo que escribo.
“ La existencia de ciertas manías, quizás pueda considerarse como algo normal. El problema, pienso yo, surge cuando estas comienzan a limitar el tiempo y la seguridad de la persona, convirtiéndose en un problema para ella y para los que con ella conviven. “ __________________________________________________________________________
¿Por qué somos animales de “
costumbres fijas “?. ¿Por qué nos cuesta
tanto cambiar, hacer las cosas de una manera diferente?. No cabe duda de que
las personas, por lo general, actuamos de una forma autómata, instantaneamente. Realizamos
muchas de nuestras tareas habituales, como siempre, de un modo
inconsciente, sin percatarnos de que existe o puede que exista otra forma, otro modo de
llevarlas a cabo, consiguiendo los mismos resultados e incluso, puede que mejores.
Tendríamos infinidad de
ejemplos para enumerar, en los cuales, actuamos de este modo: afeitarnos
(comenzando por el mismo lado), ponernos los pantalones (introduciendo primero la pierna derecha y luego la izquierda o al revés), cepillarnos
los dientes (comenzando de la misma forma), … Igualmente nos comportamos cuando
nos desplazamos de un lugar a otro dentro de nuestra propia ciudad. Para acudir a nuestro lugar de trabajo,
a un centro comercial, etc., bien sea caminando o en coche, solemos seguir siempre la misma ruta, pasando por las mismas calles.
No es que sea un
comportamiento totalmente unánime pero, insisto, en todos nosotros, en mayor o menor medida, es muy frecuente que se dé. Para comprobarlo, os hago una propuesta: durante un día entero, observémonos, fijémonos con mucha atención, con gran detalle y minuciosidad , en nuestra conducta, en como hacemos cada tarea y en que orden la llevamos a cabo. En el aseo diario, preparándonos para salir de casa, recogiendo la mesa después de comer, limpiando el baño, haciendo la cama, durante los desplazamientos, dejando el coche en un aparcamiento, .... Comparemos los resultados obtenidos con la forma en como recordamos haberlo hecho otras veces. ... Seguramente, si lo hicierais, estaríais de acuerdo conmigo en lo que aquí os estoy comentando.
De todas maneras, considero que esto no
suele suponer una grave dificultad para nadie. Es más, como decía anteriormente, ni nos damos cuenta de ello, lo vemos como algo normal, natural. Forma parte de nuestro modo de ser y de actuar. El inconveniente, creo yo, surge cuando ese comportamiento va más allá y llega a
afectarnos grandemente a nosotros o a los que nos rodean. Se convierte entonces en una
manía u obsesión por hacer las cosas de una forma y no queriendo, bajo ningún
concepto, que sean de otra distinta. Puede llegar, incluso, a convertirse en una actitud patológica que, necesariamente, requiera las atenciones de un profesional de la psicología o de la psiquiatría.
Comprobar varias veces si hemos cerrado con llave las puertas del coche, levantarnos casi todas las noches para mirar si, una vez acostados, la luz de la cocina la dejamos apagada, regresar a casa para asegurarnos de que, al marcharnos y cerrar la puerta, hemos girado 4 ó 5 vueltas la llave, ir al salón para verificar si el libro que estábamos leyendo lo hemos puesto en su justo lugar o está en otro, limpiar obsesivamente un mueble que ya lo hemos hecho ayer o esta mañana, abandonar una reunión de trabajo para asegurarnos de que nuestro coche está en la plaza de aparcamiento habitual, no querer pisar las uniones entre las baldosas de la calle, como Jack Nicholson en la película " Mejor, ...imposible "..... Existen una inmensa cantidad de obsesiones que son mucho más que un verdadero incordio y fastidio, no sólo para quién lo padece, el cual vive atormentado y con gran ansiedad, nerviosismo y stress, sino también para sus allegados.
En la película "Mejor, ...imposible" ( As good as it gets ), de James L. Brooks, protagonizada por Jaks Nicholson y Helen Hunt, se narra la vida de un escritor de novelas románticas que está muy obsesionado, haciéndolo insoportable para el resto del mundo, algo de lo que él se encuentra muy orgulloso. Sin embargo, hay una persona que le trata día a día y es la camarera donde habitualmente desayuna.