niños de ojos tristes,
apáticos, de miradas perdidas,
aterrados, sin presente ni futuro,
desahuciados de toda esperanza,
niños de una infancia usurpada,
privados de su propia dignidad,
masacrados durante su huida,
conocedores del sufrimiento más desgarrador,
del horror de unas guerras obscenas que no comprenden.
Son niños condenados al infierno.
¡Condenados!, sí. Digo bien,
...condenados antes de nacer.
Son los niños abandonados,
los olvidados; como si de apestosos se tratara,
son los hijos repudiados por la sociedad,
torturados y asesinados,
víctimas de un afán depredador del hombre que no conoce límites
y de su repugnante manera de arreglar las disputas,
para su propia vergüenza.
Pero, por Dios, si son niños, sólo eso,
inocentes e indefensos NIÑOS,
...en los que nadie parece pensar.
Niños víctimas de la guerra, en Siria |
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Paco Fernández