Durante toda nuestra
existencia, la toma de decisiones será una tarea muy importante, de la cual, no
podremos librarnos. Deberemos elegir entre dos o más opciones, algunas de las
cuales, puede que sean baladíes, pero, sin embargo, otras serán sumamente trascendentales
- para nosotros o para otras personas -,
puede que afecten claramente al resto de nuestra vida. No nos quedará más
remedio que optar; optar entre uno o varios caminos, aunque ello suponga una
costosa y férrea labor.
Es decir, no todas las decisiones deben ser valoradas del mismo modo. Algunas enormemente importantes, una vez adoptadas, será muy difícil volver atrás, rectificar, cambiar de postura y tomar una vía distinta. Por otra parte, en caso de afectar a otros, perjudicándolos en algún sentido, estos, puede que tengan muy complicado conceder el perdón y olvidarlo todo, como si nada hubiera ocurrido.
Me quiero referir aquí, en esta entrada, a las denuncias falsas que casi a diario se producen por parte de mujeres que, aprovechando la defectuosa e incompleta legislación de la que disponemos en materia de violencia de género, acusan a sus parejas de abusos, de malos tratos - físicos o psicológicos -, de violaciones,... Esto es una realidad, presente en la sociedad actual, de la que muy poco se suele hablar. No estoy atacando a las mujeres, ni mucho menos. Todo mi respeto, comprensión y defensa para aquellas que son verdaderas víctimas de sus parejas o de actitudes machistas y sexistas. Para las que lo son con absoluta certeza. Cualquier castigo es poco para sus maltratadores. Arremeto contra las falsas victimas, las que amparándose en unas leyes injustas, las utilizan para perjudicar a sus parejas con el fin único de vengarse, de castigarles o con objeto de conseguir ellas mismas algún tipo de beneficio. Eso, incluso, sin tener en cuenta a los hijos - en muchas ocasiones, utilizados para lograr su objetivo -, ni lo qué ellos pensarán el día en que hayan crecido un poco más y conozcan o se den cuenta de la verdad, de lo que mama le hizo pasar a papa en su día. Es algo totalmente descabellado, incomprensible, inhumano. El hecho de que esto ocurra, lo permite la justicia injusta que tenemos. Las paradojas de la vida y sus contrariedades.
Creo que existen muchos motivos para creer que la justicia es injusta en gran cantidad de casos, que las leyes no se aplican del mismo modo para todos, que hay ciudadanos de primera y de segunda. No me cabe la menor duda de que así es. Y, en materia de violencia de género, algo no está funcionando, la ley tiene graves y profundas lagunas que convendría subsanar.
Mientras algunas mujeres son asesinadas por sus parejas o exparejas debido a la falta de protección y a la ausencia de medidas con el fin de evitar que esto ocurra, otras parejas, sin embargo, son detenidas y llevadas al calabozo, esposadas como si de un terrorista yihadista se tratara. Todo ello sin disponer de pruebas, sin verificar absolutamente nada, simplemente porque ella – la mujer - dijo algo en su contra. Por supuesto, van prácticamente sin derechos. No pueden hablar, dar su versión. Les toca callar, ir con la policía - si hace falta, arrastras - y soportar algunas que otras humillaciones más como, por ejemplo, desprenderse de los cordones de los zapatos u otros complementos y artilugios que puedan ser utilizados para suicidarse. Parece como si preocupase su integridad, la física, aunque, no la psicológica. Encontrarse uno incomunicado, solo, durante varios días, preguntándose por qué le ha ocurrido eso, quizás y únicamente, por haber querido a alguien, por entregarse a ella, tras haberle dado todo – material y afectivamente -, …total, para que le falle, para que le acuse falsamente.
No deber ser nada fácil olvidar una experiencia de este tipo, esos duros momentos, tan terribles. Debe ser difícil perdonarlos. La policía, ciertamente, desempeña su labor, que consiste en hacer cumplir la ley. Está compuesta – la policía - por funcionarios que ejecutan las órdenes que los jueces les dan. Lo que falla aquí es la legislación, la cual desarrollan los políticos. Ahora, vete tú y no te olvides de votarles. Por supuesto, sobra hablar aquí de partidos políticos concretos. Todos ellos, cada uno, tuvo su oportunidad, tiene ocasión de demandar cambios legislativos, tanto si está o no en el gobierno. Pero no lo hacen, ninguno lo hace. Tan solo vociferan algunas "ocurrencias" pocos meses antes de la celebración de elecciones. Antes, no tuvieron tiempo.
Las denuncias falsas sobre violencia de género, una vez comprobada dicha falsedad, deberían ser duramente sancionadas, castigadas como un grave delito. Ninguna tendría que quedar impune. Pero, la realidad es muy diferente y me temo que esto no sea lo que ocurre habitualmente. Por otra parte, siendo realistas, en muchas de ellas puede que resulte muy complicado demostrar dicha falsedad. No obstante, insisto, la justicia debería estar dotada de los mecanismos necesarios que permitieran detectar a tiempo la veracidad o no de dicha denuncia. Unos días o semanas después, para la víctima, es demasiado tarde.
Es mi opinión. Se
puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Tanto, en un sentido como en
otro, agradezco cualquier comentario, lo cual seguramente sera
enriquecedor para mi. Muchas gracias por leerme y un fuerte abrazo.
Hasta la próxima entrada, espero que de interés para todos.
PACO FERNANDEZ
PACO FERNANDEZ
Muy bien el post, Paco Fernández.
ResponderEliminarAñado un elemento más: existe un Manual de hombres falsamente denunciados de maltrato. Saludos.
Gracias Rafa por tu comentario. Esta muy bien saber que existe ese manual, aunque me temo que habrá casos ( muchos o pocos, tal vez muchos ) que no se podrá demostrar la falsedad de las denuncias. Un saludo.
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