¡Triste época la nuestra!. Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. – Albert Einstein -
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Si pensamos en la gran cantidad de vivencias acaecidas en nuestra época escolar, en mi opinión, casi todos solemos tener una mayoría de recuerdos agradables e incluso divertidos; sin embargo puede que nos encontremos con algunos instantes llenos de desencanto, vergüenza o incluso amargura. De esos que puedes llegar a decir: “ ¡Trágame tierra. No quiero estar aquí!
Cuando yo tenía once años, en plena pubertad, me vi obligado a cambiarme de una escuela de aldea, de pueblo, con un sólo maestro, como era la de Valdepares y donde estábamos separados niños de niñas, a una concentrada, de carácter mixto, en La Caridad, a donde acudíamos niños del concejo de El Franco, es decir, de todos los pueblos que constituían el mismo, reuniéndonos en este colegio aquel primer años alrededor de unos 700 alumnos.
Atomium (Bruselas) |
Introducido ya en materia, la anécdota que hoy quiero comentar, me ocurrió cursando 7º u 8º de E.G.B. Aquel año, el docente encargado de darnos clase de Física y Química era D. Germán, del cual, por cierto, guardo unos excelentes recuerdos lo mismo que de su mujer, la Srta. Carmen, que impartía Ciencias Sociales.
La verdad es que yo, desde siempre, lo mismo en el colegio que en cualquier etapa de estudios, fui un alumno que nunca dio trabajo a los profesores ya que era muy tranquilo, bastante introvertido y, por lo tanto, no revolvía ni molestaba en absoluto. A veces, dicho sea de paso, puede que no me enterase de lo que allí se hablaba ya que estaba en “mi mundo” pero, por lo menos, no era un incordio. Siendo un personaje de esta forma no era de extrañar que uno, entre el profesorado, tuviese cierta fama de “buenín”, de fiar, de un gran chico.
Maqueta que representa al átomo |
- Francisco, tú puedes hacerlo. Vete al laboratorio y, según entras, a tu derecha, hay un figura que representa el átomo y sus partes. Cógela con cuidado y tráela para que podamos estudiar sobre ella. …Con mucho tacto y cuidado.
Jamás se me olvidará la expresión de su cara haciéndome aquella petición casi suplicante: “… Con cuidado, tráela, … con tacto y con cuidado, …mucho cuidado ”.
El caso es que salí del aula como pude, con las piernas temblorosas y notando que mi frente estaba ardiendo y de la que caían un gran número de gotas de sudor, ... sudor caliente..., pero, ¡qué narices!, estaba decidido a desempeñar un papel que quizás sería recordado y comentado durante años… Y yo era el elegido, el protagonista. ¡…Casi nada!. … Mis nietos algún día estarían orgullosos de mi. Me dije a mi mismo para inducirme una buena dosis de valor: " Paco, ... recuerda, Querer es Poder. Si quieres, puedes. Adelante ..., sin titubeos. "
Entré, por lo tanto, en el laboratorio de Física y Química y vi la figura. Mientras mantenía la respiración la cogí como si fuesen una docena de huevos y di la vuelta hacia el aula que estaba a muy pocos metros. Recuerdo que por el camino, en principio, como de momento veía que no pasaba nada, pensé:
- Esto está chupado; es muy fácil, Paco. ¿De qué tienes miedo?. Apenas pesa unos gramos esta cosa y es una gilipollez estar asustado. …¡Que tontería!. ¡Caerme a mi!. … Es lo más absurdo que he pensado nunca.
Bueno, pues el caso es que me disponía a entrar en el aula, cuando noté un ligero toque de mi codo derecho sobre el marco de la puerta y, ¡… maldita casualidad!. … Mi mano derecha, era la que sujetaba aquel “átomo gigante” que había que tratar con tanto cuidado. De repente, noté que la estructura entera se separaba de mis dedos, como si fuese una paloma comenzando a iniciar el vuelo.
- ” ¡… Cachis”, la que he armado!, - pensé para mis adentros
Pero todos los demás, incluido D. Germán claro, ya estaba al tanto, enterados, y bien enterados estaban, de que había armado una buena y bien armado.
Aula en una facultad |
Lo peor de todo y que más nervioso me puso fue oír, todos a una, como al unisonó, a mis compañeros con una estruendosa carcajada que me pareció interminable, a la vez que notaba un calor abrasador por mis mejillas que me daba la impresión que se iban a derretir; además estoy convencido que en ese momento seguro que se podría ver reflejado el arco iris en mi cara con todos sus colores.
¡Qué mal lo pasé…!. ¡Horroroso!. No se lo deseo a nadie. Es uno de esos momentos en que te dices a ti mismo:
- ¡Trágame tierra y que nunca más salga a la superficie!. No quiero que me vean más por aquí.
Bueno, … Don Germán. ¿Qué pasó con Don Germán?. Pues, …la verdad no recuerdo nada de él ya que no me atreví a mirarle a la cara. Me mantuve rígido, extasiado, mirando al suelo, sin levantar la cabeza, tratando de seguir con mis ojos cada uno de aquellos dichosos electrones que iban dando botes y golpeando contra las mesas; en resumen, viendo cómo la estructura “de marras” se me había desintegrado en cuestión de décimas de milisegundo. … No recuerdo nada de lo que hice a partir de ahí. Supongo que saldría escopetado.
Muchas veces, desde la distancia en el tiempo, me he preguntado qué pensaría Don Germán en aquel preciso instante que, por cierto, a mí me pareció eterno o que me diría si yo me atreviese a levantar la cabeza. En ocasiones, más bien para animarme, creo que, como buen gallego, exclamaría:
- ¡ Y luego, Francisco, ... qué pasó!
Sin embargo, otras veces y siendo más realista, sinceramente, pienso que se diría a si mismo algo así:
- ¡La que me ha armado este …!. …Y eso que era el más indicado. el mejor, ...el único en el que podía confiar. No quiero ni pensar lo que haría cualquiera de estos otros cafres; igual rociaban la figura con gasolina y le acercaban una cerilla para comprobar si se formaba algún tipo de fusión nuclear.
En fin, esta es la historia que quería compartir con vosotros. … Ah sí, se me olvidaba. Más tarde me enteré de que la famosa figurita que representaba el átomo se armaba y desarmaba sin problemas, muy fácilmente. En vez de romperse, se había desarmado. …Pero ¿cómo iba yo a saber eso?. Para mí, conocer este pequeño dato después del mal trago pasado, no fue ningún consuelo. Hoy, a pesar de saberlo, sólo con pensar en aquellos acontecimientos, aún siento aquel temblor de piernas tan espantoso y aquel sudor abrasador por toda la cabeza.
… Y menos mal que no vi la cara de Don Germán. ….Eso me consuela.
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LA MUSICA QUE YO ESCUCHO
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LA MUSICA QUE YO ESCUCHO
- Tema Musical : Gloria
- Intérprete : Umberto Tozzi
- Año :1.979
- Género : Pop
- Título Album : Gloria
- Notas :
Así Pienso. Así te lo he contado. … En Breve,
Nueva Publicación. Te espero ...
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Pues igual tenias que haber visto su cara, seguro que no era para tanto , porque como tú bien dices se montaba y desmontaba y de esa manera no te habrías quedado con el trauma. Pero por otro lado, si no te hubiera resultado traumático, hoy no estaría leyendo esta anécdota que me hizo reir!! Por eso y usando uno de esos refranes que te gustan, no hay mal que por bien no venga! Mar
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