Los adultos debemos vivir La Navidad siendo más niños, recuperando parte de la ilusión e inocencia perdidas. Alegres y Felices como de críos.
Por estas fechas, casi todos los pueblos y ciudades renuevan su aspecto habitual, pudiendo ver en cada esquina, en cada rincón, en cada calle, un gran número de luces de diferentes colores representando imágenes y motivos navideños. Con ello, se nos recuerda la época del año en la que estamos y, bajo mi punto de vista, se nos pretenden transmitir dos mensajes muy diferentes entre si: por una parte, uno de tipo religioso, para los que somos creyentes, católicos, rememorando la venida de Jesús al mundo y por otra, uno de tipo comercial, mediante el que se nos anima a comprar, a gastar, a regalarnos artículos, …, en definitiva a consumir.
Casi a diario, en mi trabajo como conductor de un taxi, conozco a muchos clientes que afirman que la Navidad les pone tristes, no les gusta, les angustia, les trae malos recuerdos. Que están deseando que pase rápido. Desconozco el tipo de experiencias desagradables por las que han pasado estas personas para pensar de este modo, pero yo creo que en la vida no nos encontramos, ni todo alegrías, ni todo penas; desde que nacemos hasta que morimos pasamos por muchas situaciones, una gran parte de ellas muy difíciles, que nos costará trabajo asimilar pero no nos queda más remedio que reponernos y continuar avanzando, pensando que nuestro ciclo vital es como un camino en el cual hay distintos obstáculos, unos más difíciles de superar que otros, pero que las personas debemos ser fuertes y estar preparadas para vencer estos por muy grandes y duros que sean.
Independientemente de las creencias de cada cual, la Navidad ha de ser una época alegre. Pensemos por un momento en nuestra niñez, en la edad en la que éramos más inocentes. Por aquel entonces, estas fechas nos gustaban; pensábamos en los Reyes Magos, en las vacaciones, en los villancicos con una música y letra enormemente pegadiza, en que íbamos a recibir regalos... Y todo ello nos animaba, nos hacía sentirnos contentos y felices. Por lo tanto, nosotros, una vez que ya somos adultos, debemos ser más niños; tratar de pensar, de recordar y de ver las cosas como antes, con optimismo, con ilusión y con alegría.
Es cierto que quizás recordaremos con cierta nostalgia determinados momentos maravillosos y estupendos acontecidos junto a algunos seres queridos que ya no están con nosotros pero no arreglaremos absolutamente nada con pensar en ellos continuamente, obsesionándonos con su “no presencia” y poniéndonos tristes. Debemos sentirnos satisfechos y alegres por haber podido disfrutar de ellos mientras estuvieron y recordar esos instantes de felicidad pero pensando que forman parte del pasado y no volverán por lo que es más importante centrarnos en el ahora, en el presente, disfrutando con otras personas también muy queridas y que las vivencias actuales, serán nuestras vivencias pasados en un futuro que también recordaremos con la misma alegría. No debemos ser infelices en el presente por pensar demasiado en el pasado. …Además, estoy seguro de que estas personas ya fallecidas, como nos querían, seguro que hubiesen deseado para nosotros lo mejor y les habría gustado que en este momento fuésemos felices y disfrutásemos de la vida, cosa que ellos ya no pueden hacer.
Por eso, las Fiestas de la Navidad son para estar bien, sentirse a gusto, contentos, a ser posible, en familia. Sobre todo los que tenemos niños pequeños, pongámonos a su nivel. Hablémosles de nosotros a su misma edad; eso a ellos les encanta. Detallémosles cómo lo pasábamos, a qué jugábamos durante las vacaciones navideñas, qué solíamos pedir a los Reyes Magos y en qué medio de transporte solían llegar ( barco, camello, carrozas, etc. ), que por aquel entonces a España no venía ni Papá Noel ni Santa Claus, …
Así Pienso. Así te lo he contado. … En Breve, Nueva Publicación. Mi deseo: ... que la encuentres igualmente interesante. De todo corazón, Muchas Gracias.
Así Pienso. Así te lo he contado. … En Breve, Nueva Publicación. Mi deseo: ... que la encuentres igualmente interesante. De todo corazón, Muchas Gracias.
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ok, estoy en esa línea. Me gusta la Navidad, y a veces pienso que no me han tocado malas experiencias en esta época, lo más angustioso que recuerdo fue la fractura de cadera de mamá, el día de Navidad, pero muy bien encajado, ya habíamos celebrado el día y a partir de ahí todo se desarrolló bien. No fue frustrante.
ResponderEliminarDe este modo me sigo encontrando entre aquellos que la Navidad les entusiasma, llena de color, de luz y de familia.
Gracias Cruz por tu comentario. Me alegro por ti y por los tuyos que participéis de la Navidad con esa alegría. Un abrazo.
ResponderEliminarLa navidad nos hace reencontrarnos...con esa niñez perdida asumiendo o rechazando,dandonos cuenta de quién nos falta. Es complicado o lo hacemos. Saludos navideños.
ResponderEliminarGracias Clara. Saludos también para ti y los tuyos. Feliz Año 2.012
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