Os aseguro que esta historia que me dispongo a contar es totalmente cierta y en ella quisiera destacar lo malos y crueles que a veces podemos llegar a ser, tanto de niños como de adultos, con personas más débiles que nosotros.
Por otra parte, quisiera dejar claro que con esta publicación no me gustaría que se pensara que mi intención es pasar por un “buenín”, por una buena persona, por alguien que sólo ayuda a los demás y es un buen samaritano. No es esa mi intención ni es el objetivo principal que persigo con esta entrada en el Blog. No debemos darle importancia a mi actitud, a pesar de ser, creo yo, la correcta, sino que lo que debemos destacar es la crueldad y maldad de la mayoría de los demás niños y, sobre todo y por encima de todo al principal protagonista, al que de verdad sabía apreciar el valor de una buena amistad, JOSE ANGEL. Mi forma de proceder era la que tenía que ser con una persona como él, la obligada.
Iglesia de La Caridad |
Veréis, yo acudí hasta los 11 años a la escuela de Valdepares, una escuela pequeña, donde estábamos niños y niñas por separado. Los demás pueblos de alrededor pertenecientes al mismo Ayuntamiento, El Franco, disponían también de un centro educativo del mismo tipo. Por aquel entonces se inauguró en La Caridad un colegio mucho más grande, el entonces denominado “Arcangel San Miguel” y posteriormente rebautizado como “ Jesús Alvarez Valdés “, en honor a su primer director, ya fallecido. En él se trataba de concentrar a todos los niños que hasta ese momento habíamos acudido a esas escuelas de pueblo ya mencionadas. Creo recordar que en aquellos primeros años este centro albergaba en total algo más de 700 alumnos.
Ahí es donde cursé desde 6º hasta 8º de E.G.B.. antes de pasar al Instituto de Tapia de Casariego para comenzar el Bachillerato Unificado Polivalente( B.U.P. ).
En el colegio de La Caridad, conocí a José Angel, un niño que era de un pueblo cercano ( Arancedo) y que no estaba en mi curso sino en uno inferior pero que durante los recreos solíamos coincidir y hablábamos muy a menudo. José Angel padecía algún tipo de deficiencia psíquica, intelectual y, entre otra cosas, vocalizaba mal por lo que, a veces, costaba entenderle, hablaba demasiado alto en todas partes, etc. Sinceramente, a mi, siempre me conmovieron bastante las personas como él por lo que intenté, desde el principio, tener algún tipo de acercamiento para que me viese como un amigo. Para ello le hablaba mucho y yo iba notando que a él esto le gustaba y se sentía a gusto conmigo.
La relación con los demás niños era diferente ya que estos se reían, se mofaban de él y le insultaban. Su reacción era salir corriendo detrás de ellos escupiéndoles. Por lo tanto, yo trataba de hablarle, diciéndole, más o menos, lo siguiente:
- José Angel, no les hagas caso, hombre. No ves que cuanto más caso les haces, peor se comportan. Haz como si no te importase, como si no existiesen, y verás como se cansan de meterse contigo.
Pero el pobre José Angel, continuaba corriendo y escupiéndoles. …Y ellos más se reían y disfrutaban. Los niños, no cabe duda de que podemos llegar a ser muy crueles y hacer mucho daño. De todas formas, lo peor de todo y más triste es que comportamientos parecidos también solemos tenerlos siendo adultos.
El caso es que fue pasando el tiempo y llegó el día en que yo terminé el colegio por lo que no volví a ver ni saber nada de José Angel hasta unos años más tarde.
Recuerdo que por aquellos años de adolescente en verano me gustaban bastante las fiestas por lo que acudía a ellas en un ciclomotor que, por cierto, más de un vez me dejó “ tirado “ teniendo que regresar a casa caminando y, encima, empujando la moto. A veces desde pueblos que estaban a 12 ó 15 kmts. de Valdepares.
Uno de aquellos veranos me enteré que había fiesta en Arancedo por lo que decidí acudir con mi “Yamaha” de 49,9 c.c. pero al llegar, me di cuenta de que el depósito estaba “en las últimas” y que no tenía suficiente gasolina para regresar a casa. Preguntando me enteré de que había un domicilio particular en el que se vendía este carburante por lo que decidí acudir a él para repostar. Al llegar, cuál sería mi sorpresa que me encontré con José Angel rodeado de su familia. Era su casa y estaba con sus padres. ¡ Fue increíble !. Al verme, comenzó a hacer ruidos y a reírse; incluso se abalanzó sobre mi para abrazarme. ¡ Menuda alegría se llevó !.
Tras la impresión inicial, su madre me dijo que cuando los dos íbamos al colegio, no hacía más que hablarles de mi, contándoles lo que yo le decía, que le defendía cuando los demás niños se metían con él y lo mucho que hablábamos. También me comentó que, una vez que yo dejé el colegio, José Angel siguió durante mucho tiempo acordándose de mi y mencionándome cada poco. Que me había echaba mucho de menos.
Después de aquel día no he vuelto a saber nada más de él aunque a veces, sobre todo cuando veo a una persona deficiente psíquica, no puedo evitar acordarme de aquellos momentos pasados con José Angel. Quizás alguien que lea esta publicación se dé cuenta de quién es y me pueda dar noticias suyas. Donde quiera que esté, espero que esté bien.
Termino con una frase pronunciada por el escritor ruso Máximo Gorki, identificado con la revolución soviética. Dice así:
“ Los hombres son siempre niños, aún cuando a veces asombren por su crueldad. Siempre necesitan educación, tutela y amor “.
esta historia que cuentas es muy común desgraciadamente.....no hay nada más vil que meterse con alguien que no está en igualdad de condiciones para defenderse........incluso te diría más,en una ocasion conocí a un niño así y encima con una familia que no lo podían defender como se merecía y otro niño más solidario y noble que la mayoría de la clase se acercaba a él para jugar,pués sabes qué hacían los demás...lo marjinaban a él también según ellos por hablar con un piojoso,es una forma de decirlo no quiero decir con esto que tuviera piojos.....probablemente los tuvieran los que se metían con él.y con el paso del tiempo veo a esos niños hoy hombres del futuro y me pregunto:y estos si eran tan guais como decían como es que no llegaron más lejos
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo. La gente, estoy convencido, que es así de cruel; si se es de niño, normalmente se sigue siendo de mayor. Me imagino que se abre los ojos si te toca a ti tener un niño en esas condiciones. ... Sino, no.
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ResponderEliminarHola de nuevo. Mi nombre deriva del precioso mar de mi Tapia bonita, y dicho esto, lo que quería comentar ayer es que a día de hoy sigue pasando eso, hay niños muy crueles que no saben el daño tan grande que hacen a los otros niños. Yo trabajo en un colegio y aunque en él no hay alumnos con minusvalias, si hay algún que otro niño de vez en cuando al que intentan aislar. Mi centro es muy pequeño y está bastante controlado, si se detecta algún caso así enseguida se ponen los medios para corregirlo pero aún así siempre hay niños que machacan a otros niños. Cuando pasa esto en algún sitio, yo creo que aunque estemos muy atentos, el niño que sufre las mofas o demás de los otros, ya lo lleva sufriendo tiempo. Y como dice la persona que ha contestado antes, los "niños maltratadores" luego no suelen ser nada del otro mundo, yo creo que la vida los pone en su sitio.
ResponderEliminarBonita historia Paco y digo bonita porque suelo ir soempre más allá de la realidad para adentrarme en el sentido de las cosas. Una amistad basada en el respeto y aunque tristemente de momento solo quede en el recuerdo ( nunca se sabe, tal vez os reencontreeis)es transparente. Ojalá puedas encontrarle. De no ser así sonríe, él seguro que te recuerda con la misma sonrisa :-)
ResponderEliminarGracias por tus palabras Nuria.
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