jueves, 27 de agosto de 2015

149. LA HISTORIA, A MEDIDA DE UNOS POCOS

"No hay más que una historia: La historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor", Rabindranath Tagore (1861-1941) - Filósofo y escritor indio
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La historia es la que es. Nada, ni nadie, la podrá cambiar jamás. Tal vez sea posible subsanar algunas viejas equivocaciones o, quizás, aunque sólo sea en parte, enmendar decisiones tomadas muy a la ligera, de un modo totalmente irreflexivo, pero nuestro pasado, tanto personal como colectivo, en un sentido amplio, no lo podremos modificar. Con sus aciertos y con sus errores. Así, lo hemos de aceptar. No será posible retroceder en el tiempo para rectificar lo acontecido. ¡Qué fantástico sería, si pudiéramos hacerlo!.

A lo largo de todos los tiempos, desde que el hombre es hombre, en el mundo, se han producido infinidad de injusticias: guerras, crímenes, discriminaciones, violaciones de derechos,... Han sido actos imperdonables, cuyo único responsable, es el ser humano, principal enemigo, para su vergüenza, de sí mismo. Lo peor de todo, no es que éste haya permitido dichas situaciones, si no que no haya aprendido nada de ellas y, en cada época, continuase cometiendo los mismos errores, idénticas atrocidades y atropellos sobre sus semejantes. Con razón se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Tropieza, no sólo dos. Termina cayendo un número infinito de ocasiones en el mismo hoyo.

Actualmente, algunas corrientes populistas y demagogas, lideradas por auténticos iluminados, se empeñan en hacer creer a su público que se debe olvidar una parte de la historia, más o menos cercana. Eso sí, la parte que a ellos no les gusta. No estoy, en absoluto, de acuerdo. Lo hacen, únicamente, con fines propagandísticos e interesados.

Absolutamente nada de nuestro pasado debe caer en el olvido. Es necesario enseñarlo en las escuelas, sin omisiones, sin medias verdades.Transmitir conocimiento sobre la historia de la humanidad, sobre su evolución a lo largo de los siglos, es crear cultura. Cultura política, social, religiosa, económica, etc. Y eso, no se consigue, únicamente, mostrando lo "bueno", aquello que puede interesar más a unos que a otros. Las actuales generaciones y las venideras tienen todo el derecho del mundo a conocer la verdad, lo que realmente ocurrió, no la que desean unos cuantos. Después, cada cual, que saque sus propias conclusiones. Lo demás es mostrar una información partidista e interesada. Eso, supone ir en contra de la cultura, del conocimiento. Implica negar la existencia misma de unos hechos lamentables y desgraciados pero que han existido y forman parte de nuestro paso y el de nuestros ancestros por el mundo.

Esta es mi opinión. Muy respetable, al igual que la tuya, en caso de ser diferente. Como siempre, muchas gracias por leerme y recibe mi más afectuoso saludo. Hasta pronto.


PACO FERNANDEZ

sábado, 22 de agosto de 2015

148. LA MUERTE Y LO QUE VENDRÁ

A menudo, me pregunto a qué tenemos más miedo, si a la muerte o a morir soportando fuertes dolores. A separarnos para siempre de nuestros seres queridos o a no saber, en realidad, lo que nos encontraremos al otro lado. Desde luego, de haber algo, - yo, al menos, eso espero - no será ni siquiera parecido a lo que conocemos en vida, en esta vida, en la terrestre. Para un no creyente, supongo que convencido de que, tras su ciclo vital, no hay absolutamente nada, será más dramático su final. Pienso yo. Porque, para los creyentes, nos vamos a otro "lugar", emprendemos un largo viaje hacía un sitio diferente. Aunque nunca hayamos estado allí ni sepamos cómo es. Sin embargo, para los no creyentes, en el momento de morir, se llega al "final de todo", sin que exista una continuación. De todos modos, estoy completamente convencido de que, si allá arriba hay un "manda más", un jefazo, Éste, no discriminará  a nadie. Aceptará, de igual modo, que entren allí unos y otros, creyentes y no creyentes. Por otra parte, también a menudo, me suelo formular una pregunta: los no creyentes, ¿de verdad lo son?.  ¿Han visto, en alguna ocasión, la muerte tan de de cerca como para seguir creyendo que no creen o, por el contrario, han dudado, aunque mínimamente, de su no creencia?. Me refiero a lo que les puede haber pasado por la cabeza justo en ese preciso instante, a la vez que saludaban a la muerte. Interesante cuestión. En cualquier caso, como siempre digo, muy respetables, tanto unas creencias como otras. Un abrazo a todos.


PACO FERNANDEZ

viernes, 7 de agosto de 2015

147. ¿CÓMO DESHACERSE DE LOS HIJOS?

Me llena de tristeza escribir sobre esto. A cualquiera, con un mínimo de sensibilidad, le rompe el corazón este asunto. No obstante, es la vida, la vida real. Tengo infinidad de rozones para vivir, para vivir feliz. La principal y más importante de todas ellas, mi hijo de 12 años. Su sonrisa, su cariño, sus anécdotas,... ¡Indescriptible expresar mis sentimientos hacía él!. Otros niños, han nacido siendo muy desgraciados, comenzando por el hogar en el que han venido al mundo, por los padres que les ha tocado tener.

Detenida una madre en Madrid. Se le acusa de haber dado a luz a un niño y, seis días más tarde, arrojarlo a un contenedor de basura. A pesar del dramatismo que este suceso conlleva, ha habido suerte. El pequeño fue hallado por un viandante que escuchó sus llantos y, a día de hoy, está bien, en un hogar de acogida.

Una pareja, está vez, en Zaragoza, fue detenida por intentar matar a golpes a su hijo de corta edad, el cual, se encuentra en el hospital con gran cantidad de magulladuras y fracturas por todo su cuerpo.

Un padre, separado de su mujer, con la que tenía la custodia compartida de sus dos hijas, de cuatro y nueve años, detenido en Pontevedra después de haber degollado a las pequeñas el víspera de estar obligado, por ley, a  devolvérselas a su madre.

Hace tan sólo sólo dos días: un hombre, en Castelldefels (Barcelona), según apuntan las investigaciones policiales, mata a su mujer y a sus dos hijos, menores de edad, y se suicida.

¡Horrible!. Son algunos ejemplos, muy recientes, de sucesos que se vienen repitiendo con una escandalosa y asombrosa frecuencia. Padres que maltratan a sus propios hijos, que les torturan, dejándoles graves secuelas, físicas o psíquicas, o que les asesinan cruelmente. Es difícil encontrar las palabras adecuadas para describir lo que uno siente ante este tipo de dramas. No importan los motivos, las situaciones personales ni familiares de unos adultos, a menudo, enfrentados, que se odian a muerte y que son capaces de vengarse de su pareja o de la sociedad, de exteriorizar su propia frustración y rencor, a través de sus inocentes vástagos, apaleándolos  o asesinándolos.
 
¿En que mundo nos ha tocado vivir?. Estos hechos, se califican por sí solos. Se trata de algo repugnante y monstruoso. ¿Alguien se imagina viviendo y conociendo el hecho de que, de pequeño, fue arrojado por su propia madre, como cualquier desecho, a un contenedor de basura, salvándose milagrosamente, de una muerte segura?. Todos tenemos recuerdos de nuestra infancia, de nuestra madre, de nuestro padre. Recuerdos agradables y llenos de cariño y ternura. ¿Cómo se puede vivir recordando a tus padres moliéndote a palos y mandándote al hospital con la mitad de los huesos rotos?. ¿Qué sentimientos pueden albergar, hacia sus progenitores, personas - niños o adultos - que han pasado por semejante calvario?. Simplemente, lo que trato con esta entrada, es formularme a mi mismo algunas preguntas de muy difícil respuesta y trasmitíroslas a vosotros. Son cuestiones que deben hacernos reflexionar a todos, meditar profundamente, sobre un cáncer que está de actualidad en la sociedad. Se trata de una lacra del siglo XXI, cuya erradicación, desde luego, la debemos buscar en la educación, desde edades muy tempranas. Educación para reprimir las frustraciones sin hacerlo sobre los demás, educación de valores como la tolerancia, el respeto, el amor a los otros - de manera especial, a los hijos -, la búsqueda de soluciones a problemas, sin recurrir a la violencia,...

Los hijos, deben ser los tesoros más preciados y queridos de cualquier padre, de cualquier madre. Para los hijos, los padres son sus principales protectores, ocupados, en todo momento, en sus cuidados, tanto materiales como afectivos. En estos casos que estamos comentando, vemos que no es así. Todo lo contrario. Los padres se convierten en los principales enemigos de sus hijos. Quieren deshacerse de ellos, incluso, ocasionándoles la muerte. Son dramas familiares en nuestro tiempo, una auténtica plaga social. 

Es mi opinión. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Tanto, en un sentido como en otro, agradezco cualquier comentario, lo cual, seguramente, será enriquecedor para mí. Muchas gracias por leerme y un fuerte abrazo. Hasta la próxima entrada, espero que de interés para todos.

PACO FERNANDEZ

146. DECIDIR O NO DECIDIR, HE AHÍ EL GRAN DILEMA

Decía el célebre escritor checoslovaco, Franz Kafka que "reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas." Comparto completamente esta afirmación. Las decisiones, sobre todo las verdaderamente importantes, aquellas que pueden tener una influencia determinante en nuestra vida - laboral, familiar, social,... -, nunca deben ser tomadas a la ligera, de un modo precipitado, sin haberse dado, previamente, un periodo de reflexión, meditando a fondo y meticulosamente, tanto, las posibles alternativas, como sus consecuencias.

Durante toda nuestra existencia, en numerosas ocasiones, nos vamos a ver en la obligada necesidad de decidir, de optar por un camino, por otro u otros. Una gran parte de esas elecciones apenas tendrán importancia. Sin embargo, otras, puede que afecten sustancialmente a nuestra vida, por lo que han de ser tomadas con exquisito cuidado, valorando razonada y sosegadamente aquellas alternativas que aceptamos como más favorables para nuestros intereses. Puede que, algunas de ellas, nos resulten muy difíciles de tomar; otras, quizás, extremadamente dolorosas. Con dudas, con temor a equivocarnos, pero no tendremos más remedio que enfrentarnos al hecho real de que debemos decidir. Echándole valor, coraje, asumiendo tal o cual decisión y responsabilizándonos de ella, haciéndonos cargo de sus consecuencias. Tal vez, con el tiempo, nos percatemos de que no hemos obtenido los resultados que inicialmente habíamos previsto. Todo puede ocurrir. No obstante, nosotros hemos elegido y somos los únicos responsables de ello. Si sale mal, no debemos culpabilizar, ni a otras personas, ni a unas circunstancias, que para nada se han ocupado de nuestros asuntos. Una vez tomada una decisión, y a posteriori, con el tiempo,  veremos si nuestra elección fue un equívoco o, por el contrario, un acierto.

Es muy común, hoy en día, "echar balones fuera", culpabilizando a otros por nuestro posible revés en un determinado camino que hemos emprendido, que nosotros mismos, nosotros solitos, hemos elegido. Es un error. Insisto, armados de una gran valentía, debemos tomar una decisión pero, con esa misma valentía, también hemos de reconocer nuestro fracaso o alegrarnos por nuestro acierto. Es de sentido común.

Por otra parte, "no decidir", en la mayoría de las ocasiones, equivale a permanecer inmóviles, a no hacer nada, a no saber qué ocurriría si nos hubiésemos inclinado por tal o cual alternativa. Es mucho mejor arriesgarnos y decidir, aunque nos equivoquemos. Dado este caso, debemos aprender de esa experiencia  y extraer las conclusiones de nuestro error. Sin embargo, si nos quedanos cruzados de brazos mientras observamos como una oportunidad se nos escapa de las manos, tal vez, nunca más volvamos a disponer de ella. 

Es mi opinión. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Tanto, en un sentido como en otro, agradezco cualquier comentario, lo cual, seguramente, será enriquecedor para mí. Muchas gracias por leerme y un fuerte abrazo. Hasta la próxima entrada, espero que de interés para todos.

PACO FERNANDEZ