jueves, 18 de diciembre de 2014

120. TERESA ROMERO, SU LUCRATIVA DESGRACIA

El dinero no da la felicidad. Al menos, eso es lo que siempre hemos oído decir. Desde muy pequeñitos, se nos ha repetido hasta la saciedad. Efectivamente, las riquezas, los bienes materiales, no hacen a una persona totalmente feliz. Pero, quizás, digo yo, puede que le ayude. Aunque solo sea un poquito, algo, algo sí que le ayuda. Aun así, no basta, no creo que sea suficiente para conseguir la más absoluta de las dichas.

Lo que ocurre, lo verdaderamente lamentable, es la forma con la que algunos quieren enriquecerse, optando por lucrarse a toda costa, de cualquier manera posible, sin escrúpulos, aunque ello suponga pregonar a los cuatro vientos su vida, sacando a relucir trapos sucios, los suyos o los de sus familiares. Incluso, por qué no, puesto que estamos, utilizando su propia desgracia, su tragedia personal. Como Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que ha tenido la mala suerte de haber sido infectada de ébola. No obstante, se curó, por lo cual, todos debemos alegrarnos. Ella, la que más. Lo puede contar, dispone de una segunda oportunidad, oportunidad esta, que otros - varios miles de personas -, infectados del mismo "bichito" maligno, no han tenido, puesto que, al final, este, les ha ganado la batalla.

El virus de esta enfermedad mortal, penetro y se extendió rápidamente por el organismo de la Sra. Romero, tras ser contagiada después de atender al P. Miguel Pajares, sacerdote y misionero extraditado desde Liberia. Aun hoy no está claro el momento ni la forma de dicho contagio. Teresa estuvo a punto de morir, sin duda alguna. Pero no fue así, logro salir adelante. Y lo consiguió, entre otras cosas, debido al gran esfuerzo llevado a cabo por las distintas administraciones con el objetivo de lograr un único fin: salvarle la vida. Para ello, se destinaron todos los medios necesarios, tanto materiales como humanos.

No obstante, Teresa, parece haberse olvidado de los dramáticos y angustiosos momentos vividos al borde de un precipicio, esperando una muerte prácticamente anunciada. Una vez recuperada, ha decidido poner demandas a diestro y siniestro, además - como no podría ser de otro modo - de visitar determinados platós de televisión a golpe de talonario. Incluso, parece ser que pide la prisión para los que fueron sus antiguos jefes antes del contagio.

Hay quien nunca aprende de las experiencias. Las malas situaciones, los desagradables trances de la vida, son excelentes oportunidades para la reflexión, para el recogimiento con uno mismo, para apoyarse fuertemente en los seres queridos. Son ocasiones para valorar lo que verdaderamente merece la pena, para separar aquellas cosas o situaciones enormemente importantes de las otras, de las que carecen de valor o adquieren un carácter secundario. Son ocasiones para replantearse absolutamente todo, para dar gracias a la vida, a Dios - si se es creyente - o la fortuna. No, para pensar en sacar tajada, en enriquecerse, en lucrarse. Todo ello, insisto, a costa de la propia desgracia personal. En fin, recordando el viejo dicho: ¡hay gente para todo!. Ahí, en la manera de afrontar la vida, tras superar con éxito situaciones desesperantes como la de la auxiliar de enfermería, es donde se distingue la fortaleza, la humildad y la talla moral de una persona.

Es mi opinión. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Tanto, en un sentido como en otro, agradezco cualquier comentario, lo cual seguramente sera enriquecedor para mi. Muchas gracias por leerme y un fuerte abrazo. Hasta la próxima entrada, espero que de interés para todos.

PACO FERNANDEZ

martes, 2 de diciembre de 2014

119. TIPOS QUE NO AMAN EL DEPORTE

Seguramente, el orgullo de sus padres. ¡Vaya futuro!.
Todos mis respetos a quien ha muerto, hace pocos días, de manera violenta en un descerebrado enfrentamiento entre, según dicen sus protagonistas, seguidores del Atlético de Madrid y el Deportivo de La Coruña. Mi sentimiento y consideración hacia su familia. Pero, NO ESTOY DE ACUERDO con que antes del comienzo de algunos partidos de liga, se haya dedicado un minuto de silencio a quien, a quienes se citan en un lugar para matarse los unos a los otros, como auténticos animales salvajes - no creo que estos lo hagan -. Como excusa, un deporte. Todos ellos sabían a lo que iban. A darse leña entre los distintos grupos, armados con navajas y barras de hierro. Insisto, todos, incluido el fallecido, acudieron a una cita convocada por WhatsApp con el único objetivo de darse golpes.

Pocos días antes de este suceso, ocurría otro muy lamentable. Durante un atraco a una sucursal bancaria en Vigo, moría una agente de policía y su compañero aun continúa grave, debatiéndose entre la vida y la muerte. No vi - al menos yo no me enteré -, que se guardara un minuto de silencio en ninguna parte por ellos. A diario, los medios de comunicación, nos informan de muertes injustas de profesionales que simplemente están trabajando, cumpliendo con su deber, de niños/@s maltratados/@s o asesinados/@s - en ocasiones por sus propios padres - y nadie se acuerda de dedicarles un instante de respeto y consideración. ¡Las contradicciones de la vida!. ¡Seamos un poco más cuerdos!. El que ama un deporte - lo dice alguien a quien no le gusta el fútbol -, lo sigue, asiste a las competiciones de su equipo, disgustándose cuando este pierde y alegrándose cuando gana. Es un auténtico seguidor pero de una manera sana, sin meterse con nadie, respetando a los aficionados del equipo contrario. Por lo tanto, el viejo dicho: " EL QUE MAL ANDA, MAL ACABA ". Lo siento por su pareja y su hijo o hijos. Yo, como padre y marido, jamás entendería ponerme en riesgo por nada. Seria una falta de respeto hacia mi mujer y mi hijo. Para disfrutar de la vida, los tengo a ellos. ¡Qué más quiero!. Lo demás es secundario.

Otro tema de lo que muy raramente se habla: la mayoría de de clubes de fútbol, aceptan, amparan y reciben a sus descerebrados "cabecillas" como auténticos aficionados y seguidores de sus respectivos equipos. Les regalan entradas a partidos, en ocasiones, viajes y les proporcional muchas otras facilidades. Luego, cuando hay una desgracia, como la que estoy comentando, vienen las declaraciones a los medios, lamentando lo sucedido. A esos tipos, a todos, la solución es muy sencilla: una ORDEN DE ALEJAMIENTO de cualquier instalación deportiva. Tratarlos como a auténticos terroristas, como salvajes y bestias. Al fin y al cabo, es lo que son. Unos nazis. No están civilizados, son incapaces de convivir de una manera normal y respetuosa, de forma TOLERANTE - palabra, para ellos, desconocida -, con el resto de los mortales. 

No son aficionados, aunque lo parezcan
No deseo que esta entrada parezca un alegato en contra del fútbol. Como he dicho, a mí, personalmente, no me gusta. Me intereso por determinados resultados. Pero, simplemente por estar al día, por conocerlos y saber qué decir cuando me hablan de ello los clientes en el trabajo. No obstante, me parece estupendo ser seguidor de un equipo, amante o practicante de un deporte. Pero, siempre, de una manera sana, sin ser un fanático del mismo, capaz de llegar a la violencia, al insulto, a atacar verbalmente o con hechos a los que siguen al equipo contrario. Eso, no me entra en la cabeza. Siempre seré un acérrimo defensor del deporte - fútbol o cualquier otro - vivido o practicado de una manera sana, para disfrutar y ser feliz con él y junto a los demás. Fijaros en la imagen que acompaña a esta entrada, la primera. Ese niño - pequeño - con esa expresión, yo diría que un gesto de agresividad, de enfado, de cabreo, de ODIO, - ...y, ¿el dedito,....? - No hay comentarios. Imagino cómo serán los padres, siendo a una edad tan temprana el hijo de esa manera. Imagino como actuará viendo un partido cuando sea un poco más mayor. Pues, supongo que será de los que se citan para matarse, como el caso que nos ocupa.


Es mi opinión. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Tanto, en un sentido como en otro, agradezco cualquier comentario, lo cual seguramente sera enriquecedor para mi. Muchas gracias por leerme y un fuerte abrazo. Hasta la próxima entrada, espero que de interés para todos.

PACO FERNANDEZ