sábado, 11 de enero de 2014

103. PADRES SI, PERO SIN RENUNCIAR A SU VIDA DE ANTES

  • Cuando tenemos un hijo, cuando un nuevo miembro llega a la familia, no acabamos de adquirir aquella mascota tan largamente esperada y deseada.
  • Es entonces, con la nueva criatura ya en casa, cuando se termina nuestra vida de “novios”, de total libertad a la hora de salir o de llegar sin ningún tipo de obligaciones. 
  • Un pequeño, como mucho, debería estar en su cunita sobre las 21:00 ó 21:30 horas. Lógicamente, en un espacio silencioso, tranquilo y apropiado.
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    Como he dicho en el post anterior, (PADRES QUE, QUIZAS, NO DEBERIAN SERLO)cuando tenemos un hijo, cuando un nuevo miembro llega a la familia, no acabamos de adquirir aquella mascota tan largamente esperada y deseada. Es muy diferente, no tiene nada que ver. A partir de ese momento, especialmente si es el primero, nos veremos en la necesidad de aplicar grandes cambios en nuestra vida. Tanto el padre como la madre. Quizás, en honor a la verdad, a la mamá le toque la mayor parte. Pero, igualmente, los padres, los varones, debemos colaborar en todo lo que sea necesario y ayudar para que el nuevo ritmo y avance familiar se produzca del modo más favorable posible para todos. 

    Un bebé asombrado ante lo que descubre
    Es entonces, con la nueva criatura ya en casa, cuando se termina nuestra vida de “novios”, de total libertad a la hora de salir o de llegar sin ningún tipo de obligaciones, de poner música o televisión con un volumen más bien alto y a cualquier hora, siempre que los vecinos nos lo permitan,…. Todo eso y muchas otras cosas, lo tenemos que dejar a un lado, ya no nos lo podemos permitir. Se han terminado. …Al menos durante unos cuantos años, hasta que él o ellos, se hagan grandecitos y ya no necesiten tantos cuidados y atenciones. 

    Pues bien, lo que he expuesto, tan elemental y de sentido común para cualquier persona normal, parece que no lo es tanto para algunas parejas que, tras la llegada de su hijo, pretender continuar con la misma vida y el mismo ritmo que tenían hasta ese momento, pudiendo llevar, incluso, con ellos, a su pequeño durante sus salidas nocturnas, sus fiestas y hasta sus bailes.

    Parece mentira, pero al hacer estas afirmaciones, lo hago con conocimiento. Es lo que veo en ciertas ocasiones, en demasiadas, durante mi trabajo, tanto por la tarde como por la noche, a altas horas de la madrugada. 

    Me considero una persona muy observadora y no se me escapa nada, especialmente, en todo aquello que guarda relación con los más peques, mi gran debilidad. Comportamientos que yo considero descabellados y de una grave irresponsabilidad por parte de los padres, me llaman mucho la atención y no suelen pasarme desapercibidos. Así, en determinadas situaciones, ante actitudes verdaderamente sangrantes y “fuera de lugar”, no puedo evitar dejarme llevar por la emoción y por sentimientos de rabia, de pena y de dolor.

    Una niña en compañía de su mamá
    Hace un par de días, de madrugada, al encontrarme trabajando, sobre las 3:40 de la madrugada, y estando estacionado en una parada de taxis, observé, al mirar por el espejo retrovisor, como un chico de unos 30 ó 35 años, se acercaba por la parte posterior del coche corriendo, muy apurado, con prisa. Al verlo, rápidamente desbloqueé las puertas, puesto que a esas horas, cuando estoy sólo, es decir, sin que haya otros taxistas en el lugar, por seguridad, suelo tenerlas bloqueadas. 

    Una vez que se introdujo en el vehículo, me indicó con gran nerviosismo que quería ir lo más rápidamente posible a un conocido pub de Oviedo, un local de ambiente nocturno. Según él, cerraban a la 4:00 A.M. y allí se había olvidado su mujer el bolso en el cual se encontraban las llaves de casa, las dos copias, las de él y las de ella. Parece ser que acababan de llegar en otro taxi a su domicilio y al intentar abrir el portal, se habían percatado de que no tenían el mencionado bolso y, por lo tanto, tampoco las llaves. Luego, no podían entrar en casa. Pero, lo peor de todo y más grave y lamentable, creo yo, es que no estaban solos. Con ellos, con la pareja, se encontraba su hijo, un bebé de solo un añito. Había pasado la noche con sus padres en aquella especie de antro, lleno de ruido y con un ambiente totalmente cargado y contaminado. Un pequeño que, como mucho, debería estar en su cunita sobre las 21:00 ó 21:30 horas. Lógicamente, en un espacio silencioso y tranquilo, apropiado para que pudiera descansar y dormir plácidamente, sin interferencias de ningún tipo.

    Pues bien, el caso es que llegamos al famoso pub sobre las 3:50 A.M. pero, ¡qué mala suerte!. Seguramente que, ante la falta de clientes lo habían cerrado unos minutos antes y al chaval no le fue posible recuperar el bolso con sus dos juegos de llaves. Regresamos pues a su domicilio y por el camino, lamentándose, me dijo que su mujer le había echado la culpa a él por no estar pendiente del dichoso bolsito pero que le había dicho que era suyo, de ella, por lo que tenía que hacerse cargo de él, que era su responsabilidad. Total, …¡lo que faltaba!. Cerca de las 4:00 de la madrugada, discutiendo y echándose la culpa uno al otro por la “desgracia” que habían tenido. Y, en medio de todo esto, un bebé, casi un recién nacido, del cual, por cierto, no se volvió a acordar. No parecía que fuese su principal preocupación. 

    Le comenté que tenía la opción de llamar a un cerrajero para que le abriese la casa pero me contestó que a aquellas horas le iban a cobrar muchísimo, que le saldría más económico pasar la noche en un hotel. Yo diría, más bien, …lo que quedaba de noche. Además, según él, debía de ir a trabajar por la mañana. Por otra parte, le hice ver que, quizás, el pub, al ser de ambiente nocturno, quizás no abriese hasta las 6:00 de la tarde.

    Las famosas llaves
    En fin, llegamos a su casa y ni rastro del niño ni de su madre. El portal estaba a oscuras, sin luz. Me imagino, creo yo, que se hubiesen quedado dormidos en el descansillo de la escalera. Lo cierto es que yo di por finalizado mi servicio y abandoné el lugar. Eso sí, no sin que antes me abonara la carrera por un importe de 11,00 €. Total, ...al fin y al cabo, no le sirvió para nada. 

    Quiero resaltar que no me estoy refiriendo aquí o criticando a parejas que puntualmente tienen algún tipo de evento (cena de empresa, la celebración de aniversario, comida de antiguos alumnos,…). Esto no solo es admisible, sino que es una costumbre muy sana y provechosa, con objeto de mantener amistades y unas buenas relaciones sociales. …Siempre y cuando dejen a los hijos con personas de su máxima confianza y, a ser posible, sin que ello altere los horarios y costumbres de los peques.

    Termino ya con una reflexión: Tener hijos, ser padres, es una tarea fácil. Cualquiera puede serlo. Sin embargo, ser un BUEN PADRE, es algo muy difícil. En el anterior post del blog (PADRES QUE, QUIZAS, NO DEBERIAN SERLO) hacía referencia a una breve cita de Michael Levine que transcribo de nuevo aquí: “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista

    Y tú, ¿qué opinas?. ¿Estás de acuerdo?.

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    SIN MUSICA LA VIDA SERIA UN ERROR. - Friedrich Nietzsche -
    • Tema Musical   : She Believes In Me
    •  Intérprete       :Kenny Rogers
    • Año                 :
    • Género             : Country
    • Título Album     :  
    • Notas              :

    Así Pienso. Así te lo he contado. … En Breve,
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