sábado, 3 de diciembre de 2011

20. VALDEPARES, ... EN BUSCA DE LA TRANQUILIDAD

Conviene apartarnos de vez en cuando de la contaminación acústica y medioambiental. Nuestra salud lo agradecerá.
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Como ya he manifestado en alguna otra ocasión, de vez en cuando me gusta mucho alejarme del asfalto, de la ciudad, y dar un largo paseo por algún lugar tranquilo del campo, de la montaña o de la costa.
Vivimos en un mundo demasiado ruidoso y contaminado donde todo lo hay que hacer deprisa y corriendo; esto, unido a que algunos de nosotros tenemos poco tiempo disponible para el ocio y el esparcimiento, nos lleva a padecer problemas de estrés y ansiedad que a la larga puede llegar a originarnos otras dolencias  importantes de salud que, en realidad, tendrán su origen en este tipo de vida apresurado y desordenado que  llevamos.

Playa de Porcía

Por eso creo que, de vez en cuando,  es muy bueno, tanto para nuestra salud física como mental, desconectar de la rutina, del lugar donde trabajamos, del ambiente en el que nos movemos diariamente, y salir un poco a  algún sitio tranquilo donde se respire aire puro a la vez que se oyen las olas del mar golpeando contra un acantilado o el canturreo de unos pajarillos volando sobre los árboles.
Esta costumbre mía de buscar lugares más bien silenciosos y alejados del mundanal ruido me viene desde pequeño; no es algo que busque ahora, una vez que conozco mi ansiedad y me intereso por técnicas y formas de relajación. En Valdepares, mi lugar de nacimiento, hay varias zonas especialmente llamativas para mi. Son lugares a los que me gusta acudir siempre que puedo. No me siento a gusto si voy de visita por el pueblo y no busco refugio en ellos, al menos durante un rato. Especialmente, llenos de recuerdos agradables para mi,  son El Cabo Blanco, la Atalaya y la Playa de Porcía.
En este momento me viene a la memoria que en mi época de estudiante, a finales de COU, acudía todos los días a la Atalaya  repleto de apuntes para estudiar los exámenes de fin de curso o para preparar la Selectividad que estaba ya muy próxima. Y, la verdad, aunque cueste creerlo, me concentraba mucho y aprovechaba el tiempo estudiando durante varias horas, sin oir más ruido que las olas del mar y, de vez en cuando, alguna gaviota.
En el Cabo Blanco, durante mi infancia, yo creo que había muchos más “pajarracos” de este tipo de los que hoy se pueden ver y en más de una ocasión, mis hermanos que eran mayores que yo, tienen cogido y llevado  para casa algún polluelo que “robaban” en los nidos de estas aves. Allí los alimentábamos a nuestra manera durante un tiempo hasta que considerábamos que ya eran lo suficientemente adultos; en ese momento los llevábamos de vuelta a su lugar de procedencia y los soltábamos, sin olvidarnos, previamente,  de ir a algún prado o campo para ejercitar las alas y hacer algunos “ejercicios de vuelo”.  Recuerdo el gran alboroto y algarabía que se formaba cuando nosotros los levantábamos con las manos y los lanzábamos al aire con todas nuestras fuerzas, comenzando ellos a agitar las alas alcanzando el vuelo por si solos hasta una gran roca que había  separada a unos 50 ó 100 metros de donde nosotros estábamos. A mi, en aquel momento, me daba la impresión de que aquella ave, hasta entonces en cautiverio, indefensa, sentía una inmensa alegría al verse libre y rodeada de otras gaviotas como ella, de su misma especie.
Ya, para finalizar, os adjunto dos vídeos sobre estas zonas que menciono en esta publicación y os recuerdo que estos y otros muchos los podéis ver en Youtube en el Canal de Valdeparesenlared
 
 
 



   




5 comentarios:

  1. Si, yo solia hacer lo mismo, iba con la bicicleta y los apuntes y estudiaba en la Atalaya o en el Cabo Blanco. Mi madre siempre me decia, "un dia te va a pasar algo a ti sola por esos acantilados".

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  2. Ya ves, Mar. Las madres, haciendo de madres. Siempre preocupadas. Seguro que tú también lo haces.

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  3. Hola Paco. Estoy sola en casa, tomando mates y deleitándome con los videos de Valdepares que hace tan poco conocí. Gracias por subir estos magníficos paisajes. Cariños

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  4. Soy Susana de Argentina, no sabía que poner en seleccionar perfil y puse anonimo, por favor enseñame que tengo que hacer.

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    1. Gracias Susana. Me alegro que te gusten. Mañana voy a Valdepares y a la vuelta, por la noche, intentaré explicarte cómo poner un comentario con tu nombre, es decir, sin ser anónimo.

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Paco Fernández